martes, 20 de julio de 2010

Nueva entrevista

Con motivo de cumplirse seis meses del terremoto, Nicolás Castellano me entrevistó para el programa La Ventana, de Cadena Ser. Os dejo el enlace para que escucheis la entrevista.

martes, 13 de julio de 2010

6 meses después; lecciones aprendidas, reflexiones obligadas

Una mañana como la de hoy, día 13, recibía una llamada de Miryam, nuestra compañera de sede central, quien es toda una institución en la organización y a la que agradezco la gran labor que lleva realizando durante más de una década con una paciencia envidiable.

La noche previa, antes de irme a dormir, revisé el correo y luego, casi por rutina, entré también a leer el periódico, encontrando la terrible noticia del terremoto que se había producido a las 23:53, hora española, en Haití. Me quedé impactada y, después de leer la noticia en varios medios, busqué cómo se llegaba hasta la isla. Me acosté pensando en la situación de horror que estaría viviéndose en aquellas tierras lejanas y pensando que Miryam me llamaría para venir. Así fue, con su voz dulce me comentó algo relativo a la sede canaria, creo recordar, y acto seguido me dijo: "por cierto, estamos formando un equipo para salir a la emergencia de Haití, ¿irías?". Y como había estado pensando en esta posibilidad largo rato en la noche, no dudé ni un instante en darle un sí como respuesta.

A lo largo de estos 6 meses, más de 180 días, he realizado tareas de distinto tipo. Desde las puramente asistenciales del primer mes integrada en el equipo de Médecins du Monde-Francia con el que recorría los campamentos de Puerto Príncipe, botiquín a la espalda y en mano, sorteando escombros, en algunos casos, para asentarnos en un huequito en el que poder hacer cientos de curas profundas cada día y alucinando con las reacciones de la gente, que con su capacidad de supervivencia y ganas de salir adelante toleraban de forma heroica el dolor, el miedo y la incertidumbre. Hasta otras más de gestión y coordinación del equipo, como en las que estoy enfrascada ahora.

Equipo materno-infantil, tras recibir su formación.

34 expatriados y expatriadas y más de 30 haitianos y haitianas han ido conformando este equipo que desde el principio me sorprende por su capacidad de adaptación, por su inmenso corazón y por sus ganas de apoyar a la sociedad de este país que, aún hoy y por mucho tiempo, vive sumido en una inestabilidad que crea desesperanza en muchas personas a lo largo de esos cientos de campamentos cada vez más deteriorados por el efecto del tiempo, el sol, el viento y la lluvia, que un verano más, no perdonan.

Entre todos estos compañeros y compañeras siempre hay quienes nos marcan por su saber hacer, por su saber escuchar, por su apoyo, por tirar del carro cuando los demás se vienen abajo y es que, nadie dijo que vivir esta experiencia del lado de las y los humanitarios fuera fácil.

Lentitud desesperante

El fin de semana, entre un montón de artículos sobre el mundial de fútbol, aparecía uno que analizaba la situación haitiana, a un paso de cumplirse el semestre de la catástrofe y me pareció que reflejaba muy bien lo que estamos viviendo. Hablaba de la lentitud desesperante con la que evolucionan por aquí las cosas, de la consecuente frustración que esto tiene para nosotros y nosotras y, como no, de la tensión social que se va creando en algunos campamentos en los que la gente ve salir el sol una vez y otra sin que un día se diferencie demasiado del previo.

Es irremediable que, de pronto, ante estampas de ese tipo, nos planteemos si estamos haciendo lo que debemos, si deberíamos estar siguiendo otra estrategia, si por fin el Gobierno tomará las riendas y planteará sobre la mesa esos famosos planes que mencionan en los periódicos locales, pero… ¿Quién no se ve sobrepasado por una catástrofe de estas dimensiones? ¿Quién no tiene dudas? ¿Quién tiene una receta mágica con la que coordinar todos los esfuerzos y dirigirlos hacia lo realmente importante, dejando a un lado las iniciativas que, además de consumir recursos, viciar las dinámicas de funcionamiento cotidiano de la sociedad y o ser un mero venir para la foto, no sirven para mucho, con todo mi "no respeto" a quienes anteponen su ego y su "yo estuve en Haití" a las necesidades reales de la población?

En este babel de idiomas y filosofías, de clusters y proyectos de diversa índole, de cientos de personas que van y vienen, de caos normalizado… me he permitido parar y mirar atrás, pensar en la situación que vi en el hospital la primera vez que lo pisé y en lo que hay ahora. Me ayuda el pensar en los pasos firmes que con esfuerzo y trabajo de equipo hemos ido dando, el mirar el shelter de madera con base de cemento que ahora alberga la hospitalización pediátrica y la sala de partos que permiten a niños, niñas y mamás una atención digna. También el acudir a las sesiones de formación a las que motivados por el aprendizaje acuden más de 20 profesionales cada semana, el ver regresar de la montaña al equipo que realiza la atención en los dispensarios cada día, el que Irene me cuente que en el campamento de Brija los peques ya tienen una tienda a modo de escuela, que la formación en apoyo psico-social ha ido bien… Al contrario, el que las autoridades sanitarias no estén más implicadas y sean más partícipes, garantizando así mejoras en algunos aspectos como la presencia continua del personal que está cansado de cobrar irregularmente, nos hace sentirnos demasiado solos y solas y responsables de una carga que, como mínimo, deberíamos compartir entre ambas espaldas.

Seguiremos en la brecha, luchando por el derecho a la salud y a una vida digna para haitianos y haitianas, porque puedan acceder a unos cuidados materno-infantiles con unos estándares mínimos de calidad, porque el personal profesional tenga los conocimientos y recursos que permitan llevarlos a cabo, porque la población sepa más sobre cómo prevenir enfermedades y mejorar sus hábitos, porque sus voces sean escuchadas pese a todos los mundiales del mundo. Pero nadie dijo que fuera fácil.

Este es mi peculiar homenaje, con todo mi cariño y respeto, a quienes han estado, están y estarán sobre el terreno con camisetas de un color u otro. O sin ninguna, con sus manos, ayudando a sus vecinos en el caso de los que tienen la desgracia de sobrevivir a la catástrofe y verse sumidos en el panorama desolador que viene después. Todos ellos y ellas dando lo mejor de sí, haciendo que, siempre a un paso más lento del esperado, la situación avance. Nadie dijo que fuera fácil, pero queda mucho por hacer, así que...

¡Animo y pa’ lante!

Nota: Se recomienda escuchar cada día algo de ritmo positivo y motivador tipo Viva la vida, de Coldplay y pensar en los avances hechos, que nos impulsen para saltar los obstáculos que, indudablemente, vendrán.

viernes, 9 de julio de 2010

La mundialización en Haití

Goooooooooooool, goooooooooooooool, guaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Son las 13:40 y el griterío irrumpe en la reunión semanal que ONG y dirección del hospital mantenemos cada lunes. Juegan Brasil y Chile, la canarinha marca su primer tanto y estalla la locura.

Desde que empezara el mundial de fútbol la fiesta está garantizada cada vez que juegan Brasil o Argentina, pues haitianos y haitianas siguen con fervor cada partido, tanto es así que el país se paraliza casi por completo. Cuando nos desplazamos por Puerto Príncipe hacemos en 10 minutos trayectos que cualquier otro días se hacen en al menos 30 y es que todo el mundo se va allí donde haya una tele. Agolpados en los pocos bares, en los muchos chiringuitos de venta de lotería y como no, también en la casa o tienda de alguien que quiera compartir esos momentos emocionantes con sus amigos y familiares.

Cientos de agrupamientos de adultos que tratan de ver (la imagen no es demasiado buena y los planos que captan las cámaras son de lejos) la evolución del partido y los más pequeños, que se hacen un hueco entre las piernas de los grandes…todos y todas quieren ver qué sucede y estar al día. Los que no tienen esta oportunidad siguen “el gran acontecimiento” a través de la radio.
Hay calles decoradas con botellas de plástico que han pintado de amarillo y verde, de azul y blanco y colgado con cuerdas de un poste a otro, pintadas en los muros y hasta troncos de árboles con esos colores. Improvisados puestecillos de venta de camisetas y banderolas reinan en las esquinas, hasta el Ayuntamiento de Delmas se ha unido al evento con una pancarta.

Smith y Mario, compañeros del equipo local, van con Brasil y Argentina, respectivamente, y ese día uno aparece con un pasamontañas (¡con el calor que hace!) y el otro con una bandera, dejando claras sus preferencias; sin embargo a Salvé, que va con Paraguay y Chile, con ese partido en el que Chile quedó eliminada le tocó sufrir. Los guardianes, por su parte, han habilitado un espacio con una tele sobre unas cajas y una antena formada por unos tubos entrelazados, así que…seamos futboleros o no, nos vamos enterando de cómo evoluciona el campeonato, casi al minuto, comentaristas haitianos no muy habituados al oficio mediante ;)

De nuevo estalla el clamor y tenemos que interrumpir la reunión por unos minutos. Cuando llega el tercero, el administrador del hospital ya se desespera y bajo la escusa de una llamada de teléfono importante cierra la reunión. Tendremos que ver el calendario de los próximos partidos para tenerlo en cuenta en las planificaciones, bromeo con el resto de participantes. ¡Y no exagero!

La compañía eléctrica, que hasta ahora mantiene el suministro sólo entre la puesta y la salida del sol, este mes incluye también las horas de los partidos…

Al finalizar el partido que clasifica a Brasil para la siguiente ronda, la gente empieza a salir a la calle ataviada de verde y amarillo, con la cara pintada, con las moto-taxis y coches decorados con banderolas y acompañados por un camión que ameniza el pasacalle que recorrerá todo Petit Goave con música a tope y seguido por los forofos que cantan y bailan con una enorme sonrisa en la cara. Los piques y bromas con los seguidores de Argentina están garantizados.

Las conversaciones en estos tiempos, como en muchos otros lugares del mundo, giran en torno al monotema… Esto me ha hecho recordar a esa película “la gran final” que cuenta como personas de 3 contextos completamente diferentes se las apañan para conseguir ver la final de un mundial. Unos en la Amazonía, otros en el desierto del Sáhara…

Pero la fiesta se ha acabado antes de lo esperado al ser eliminados sus equipos. Nuestros compañeros y compañeras ahora van con España que jugará la semifinal con Alemania,…el caso es divertirse, dicen.