lunes, 29 de marzo de 2010

Anoche volvió a temblar

Hoy pasamos unas horas en la playa de Grand Goâve, un pueblo de aquí al lado, que curiosamente, es más pequeño que Petit Goâve… Las cosas de Haití.

Desde ella veíamos la isla Gonave y un islote algo más cercano. Era una playa de piedras rodeada de vegetación. Allí encontramos a jóvenes, niñas y niños que también buscaban refrescarse en estos días de calor. Para nuestro equipo, además, supone el día de desconexión semanal y de salida del entorno habitual de trabajo: hospital, dispensarios y sede.

La naturaleza aquí ofrece una visión salvaje y la llegada a Petit Goave desde el este es espectacular al atardecer, pues a un lado vas viendo montañas pobladas de árboles y al otro una ladera de tierra caliza quebrada por el terremoto, aún con piedras sobre la carretera y de frente… la bahía de Petit Goâve.

Anoche volvió a temblar la tierra, poniéndonos el corazón a 100, y hace unos minutos que volvimos a sentir la amenaza, esta vez levemente. Eran las 2:35 de la madrugada y estábamos aún en el porche charlando y escuchando música. Además de sentir el suelo moverse bajo nuestros pies, la magnitud (fue de 5 grados, aproximadamente) provocó tal movimiento que se oía una especie de rugido provocado por las distintas estructuras. Enseguida nos levantamos y salimos. Quienes dormían se levantaron de un brinco y se vinieron también afuera. Luego, comentamos la sensación que nos provocó, calmamos los miedos y tras otro rato de charla nos fuimos a dormir. Hubo quien sintió otro temblor sobre las 6 (en el desayuno comentamos: ¿lo sentiste?), pero esos no son tan fuertes.

En este último mes se han producido tres réplicas aquí, la más fuerte hace ya 3 semanas. Fue de algo más de 5 grados y como eran las 5:38 de la mañana me pilló durmiendo profundamente en la tienda. Me desperté sintiendo un bamboleo parecido al de un tren cuando de toma una curva a toda velocidad. Aquel también sonó.


En la Maternidad poco a poco vamos estabilizando nuestro apoyo al personal haitiano que ya trabajaba en ella. Las condiciones son bien distintas a las que había antes del terremoto, pues la destrucción de parte del hospital hace que hoy en día sólo podamos usar un pequeño edificio que hemos acondicionado como sala de partos, a la derecha, y farmacia-almacén, a la izquierda.

Próximamente también estará a la entrada la consulta de Ginecología. La consulta Pre-natal, la Hospitalización y Post-parto los albergamos en cuatro grandes tiendas de campaña colocadas sobre tarimas de cemento con sus canalizaciones para la lluvia. Creo que dentro de lo que cabe, los espacios reúnen unos mínimos para que las señoras puedan ser atendidas correctamente, aunque, claro está, que esto no es lo ideal.


En la farmacia de la sede, de la cual abastecemos los 6 dispensarios rurales en los que trabajamos, hay una foto enmarcada que desde el primer día me llama la atención. Se trata del momento en que el hombre pisó la luna y entonces pienso en el dinero que cuesta la investigación espacial y lo lejos – literalmente- que queda de los problemas cotidianos de tantas personas que, aquí abajo en la tierra, siguen sin tener si quiera techo y comida.

Lo siguiente que me viene a la mente es la canción de R.E.M. Man on the moon, que en su estribillo dice if you believe they put a man on the moon, man on the moon. Hace ya casi 2 años la escuché en directo con mis amigos en Bilbao.

martes, 23 de marzo de 2010

Unos momentos de relax

Escribo desde el porche de la sede, aprovechando que tenemos unos minutos de Internet. Está atardeciendo y el cielo, que se ha vestido con sus mejores colores y el viento que sopla suave, me están regalando un ratito de tregua, después del calor y el ritmo loco del día.

De BSO, un cd de Roy Orbison que tienen mis compañeros en el iPod: Anything you want, you´ve got it... frase que podría resumir cuánto nos facilita la vida la tecnología, más en este medio. A veces pienso en las misiones de emergencia que han llevado a cabo otros compañeros y compañeras hace 10 años y lo diferente que habrá sido, en todos los sentidos.

Esta mañana, en la Maternidad nos preguntábamos porqué estábamos recibiendo tan pocas señoras y es que, al parecer, se están desplazando hasta el hospital de Leogane, al pensar que aún funciona este servicio, que en realidad está cerrado.

Esta noche pasaremos el mensaje en la radio y en cuanto nos den un hueco, Judette, nuestra médica haitiana, comentará esto y otros aspectos educativos sobre salud sexual y reproductiva, como hiciera con Seba las últimas semanas. Aquí todo el mundo escucha la radio. Llevan unas pequeñitas que recargan manualmente dándole a la manivela.

Acaban de llegar nuestros psico-logistas y nuestro administrador, que hoy trabajaron en Puerto Príncipe. A los primeros, como les hemos encargado gestiones y compras caseras, ya les hemos cambiado el cargo. Entre atasco y reunión han podido ir a por provisiones de cosillas básicas, que aquí, en el pueblo con mar, no encontramos, así que su llegada ha sido muy bien recibida. Vamos, que no nos hemos interesado por cómo les fue el día, si no directamente que lograron comprar ;). ¡Mariluz, ya vamos acabando con lo que tú enviaste!

El sábado pasado, con la llegada de Marina, nuestra nueva enfermera, llego parte de nuestro kit ocio, el cual esperamos ir completando poco a poco. Se trataba de unas cartas y un set de ping-pong, que, por supuesto, ya colocamos sobre la mesa de comer y peloteamos un poco. También tenemos una minipiscina infantil que Ruth, nuestra pediatra polivalente, trajo del Promese, el almacén central de medicamentos y materiales sanitarios. Sí, nosotros también nos preguntamos qué hacía ahí. ¿Sería para promover el parto natural en el agua, como dice Magüé, nuestro coordinador médico? En fin, cosas raras que una se encuentra en terreno.

Bueno y hasta aquí estas líneas. Internet mediante, mañana más.

lunes, 22 de marzo de 2010

Haití amanece

Hoy, firma invitada.

Le cedemos un espacio a Teresa, psicóloga del equipo, que desea compartir estas impresiones.

"5:00 de la mañana, todavía no clarea y los haitianos y haitianas ya se afanan en su aseo personal. Cantan miles de gallos, ladran cientos de perros y poco a poco, a medida que el sol le levanta, comienzan a llegar cánticos provenientes de una iglesia evangélica cercana, cuyo primer servicio comienza a las 7 y dura hasta las 10:30. Las vecinas también cantan, muy bien por cierto, mientras trajinan en el jardín.

La vida comienza temprano en Haití.

Hoy es domingo y por delante de la puerta de la casa de Médicos del Mundo pasa la gente con ropa de domingo, de un blanco radiante. Van al servicio religioso o a misa. La actividad principal del sábado o del domingo, dependiendo del culto, es participar en un acto religioso, porque la población haitiana es creyente, muy creyente.

La noche anterior también se escuchaba música. Haití es mayoritariamente joven y los viernes y sábados por la noche la gente se reúne para bailar compa, el ritmo preferido, una música que recuerda a la salsa, a la cumbia, a la guaracha, pero que no es ninguna de ellas, y siempre más suave, como las personas aquí. En las calles se ven parejas jóvenes, adolescentes, en medio de un revoloteo de sonrisas, miradas y deseos. La vida, con toda su fuerza.

Ayer pasamos por el hospital para acompañar a una compañera médica. Un muchacho de no más de 13 años salía acompañado de un joven, apoyado en sus muletas; un pie amputado. Duele pensar en ese chico, para el que las dos actividades favoritas de los chavales haitianos estarán vedadas: el fútbol y el baile.

Otro compañero nos pide que hablemos con un chico que le acompaña. Dice que está mal y que le vendría bien hablar con alguno de lo psicólogos. Le pido que nos enseñe el pueblo, y mientras nos va diciendo qué era cada edificio derruido, sin prisa pero sin pausa, y con mucho tacto, le pregunto. Su hermano, un año menor que él, 16 años, ha muerto mientras estaba en clase de piano. Era el músico de la familia. Dice que su madre no sale de casa y llora continuamente. Él tiene dificultad para respirar. Otro de sus amigos también ha perdido a un hermano, pero entre ellos no hablan de lo sucedido ni del dolor que sienten. Por pudor o por respeto. O porque la gente de este país se traga el dolor desde que, hace siglos, fue arrancada brutalmente de sus lugares de origen en los territorios del África occidental para ser esclavizada y explotada en las grandes plantaciones coloniales.

Le explico que lo que le sucede es normal, que no está enfermo, que está sufriendo y que le convendría expresar el dolor. En un cruce de calles, mientras algunas personas que pasan nos miran con curiosidad, estrechamos nuestras manos en silencio".

jueves, 18 de marzo de 2010

Mapa de los sonidos de Haití

Para los haitianos y haitianas, la casa fue la primera de una larga lista de pérdidas. A ella le siguieron familiares y seres queridos, autonomía e independencia, en muchos otros casos... Me resulta difícil imaginar la reconstrucción de un país en el que el caos es lo normal y el desastre lo convierte en un escenario catastrófico, de magnitud inconmensurable.

Un gran reto en esta fase de nuestro trabajo supone el hacer participe a las autoridades sanitarias locales, compartir la toma de decisiones, pues debemos hacer que ocupen su lugar, y no hablamos de espacio físico. Hemos comentado varias veces que partíamos de la base de un sistema de salud débil, ya previo al terremoto, así que la tarea no será sencilla.

Parece que hubiese estado fuera de aquí mucho más de los 10 días que he estado. La banda sonora de la bienvenida corre a cargo de “los motores” (de helicópteros, coches, motos y generadores eléctricos) y el volver a dormir en mi caseta verde con mi saco, debajo de los árboles de atrás, es casi como el reencuentro con mi espacio personal dentro de esta vorágine. En él leo un rato o escucho música antes de dormir y me despierto con la salida del sol, amenizada por los gallos y los cánticos religiosos de las vecinas. Sí, además de alturas esto va de sonidos. Otro muy peculiar es la mezcla de lenguas y acentos en los lugares de trabajo de las ONG, inglés, francés, castellano, creole...

De camino a Petit Goave comentaba con Magalie Vairetto, mi compañera logista, cuánto le llaman la atención las frases de las coloridas guaguas, pura filosofía muchas veces. “Debes pasar por el pasillo del fracaso para llegar al salón del éxito”

Ayer, después de varias horas de amenaza de truenos y relámpagos, empezó a llover y lo hizo con mucha intensidad hasta bien entrada la noche, lo cual ha tenido sus consecuencias para todas las personas que viven en la calle y en regiones como Les Cayes ha habido corrimientos de tierra.

El regreso me hace recordar el videoclip Lovers in Japan, de Coldplay, cuando se ven a sí mismos en una tele, cuya imagen a su vez se ve proyectada en otra.... Es frecuente escuchar a cooperantes que dicen “en mi vida normal esto, en mi vida normal lo otro...”. Es como si al venir a terreno atravesásemos un telón y entrásemos en otra esfera que nada que tiene que ver con la nuestra. No hablo de metafísica ni de viajes astrales ayudados por el avión de Iberia ;) si no de la sensación permanente de estar en un mundo y una vida completamente distintos. Otro escenario, otro color, otro rol, pero la reflexión continua a la que nos arroja esta creciente e injusta desigualdad.

martes, 16 de marzo de 2010

Primer nacimiento

Ya inauguramos la maternidad. Ayer por la tarde tuvimos el primer parto. Nació una niña, que para nosotros representa el nacimiento del servicio también, así que el cortar su cordón umbilical ha sido como cortar la típica cinta de inauguración de edificios.

El subidón nos duró poco, pues 10 minutos después estábamos atendiendo a un chico de 20 años que llegó en parada respiratoria y al que no logramos reanimar... Luego otros tres chicos, de una pelea y un accidente de moto....

Hospital de Petit Goâve,
destruido por el seismo,
cuya Maternidad estamos
poniendo en marcha.
FOTO: Magalie Vairetto.

Con la compañera Ruth,
en la Maternidad.

FOTO: Magalie Vairetto.


Estuve en el buque de la marina española, porque acompañé a un compañero que anoche se cayó y se lesionó el hombro. Queríamos que le viese el traumatólogo y le hiciese una radiografía para quedarnos tranquilos.

A la vuelta hablaba con uno de ellos y me dio por comparar la visión de la situación entre un militar y un humanitario, como dirían los manuales que estudiamos en los máster de cooperació y ayuda humanitaria.

jueves, 11 de marzo de 2010

Ruidos, mosquitos... y un gran equipo

Dormir se está convirtiendo en un reto más del día... bueno, de la noche. De madrugada comienzan los paliques del líder religioso de aquí al lado, que empiezan por ser palabras que se introducen en tus sueños, pero que acaban por violentarte y sacarte de la tienda antes de lo que quisieras, pues va aumentando de tono y volumen hasta llegar a convertirse en gritos repetidos a modo de éxtasis. Todo esto, acompañado del gallo desorientado del vecino, que te sorprende con su kikirikí a cualquier hora del día o la noche. Seba dice que si tuviera que dibujarlo lo representaría como a un gallo borracho y deambulante ;). Joseph, una de las enfermeras del equipo local que también duerme en una tienda aquí atrás, dice que todos los gallos de Haití son así (¿?).

Un gallo haitiano.
Foto: Magalie Vairetto, MdM.


Ella también nos sorprende con sus cantos continuamente. Le encantan las canciones de corte religioso y también otras dulces tipo Mariah Carey o Celine Dion. Esta semana pasa todo su tiempo libre estudiando, porque se examina del carné de conducir y me llamaba la atención verla con el típico tema de las señales ¡Pero si aquí no hay ni una!

El domingo de camino a Gressier, donde pasamos unas horas de descanso con los compañeros de MdM Francia, hablábamos de cuántos hermanos tenemos y cuántos hijos queríamos tener y desde luego... parecía que estábamos en roles equivocados: ella es hija única y en mi casa somos 7.

Ahora mismo son las 22h y acabo de terminar la jornada. Aquí estoy en el espacio que acondicionamos como oficina-farmacia, compartiendo mesa con Seba, que estuvo en la radio hablando con motivo del 8 de marzo. Fue con Judette, nuestra médica, que es una gran persona y una gran profesional. Estamos tratando de aportarle conocimientos y experiencias, pues vemos que tiene mucho potencial.

También están Magüé, Ruth y Miguel, de vuelta, enrolados en sus tareas. Es increíble esto de trabajar en terreno. A pesar de que llevo unos 5 años en esto, el no separar trabajo de convivencia y espacio personal siempre sorprende cuando te paras a pensarlo. Cierto es que los sanitarios y sanitarias estamos acostumbrados a pasar muchas horas juntos por aquello de las guardias, pero esto traspasa las fronteras. Aquí estamos escuchando la música que uno pone, tomando lo que otro trajo de beber, compartiendo un poco de repelente, pues desde que hemos puesto unos fluorescentes para mejorar la iluminación de la sala, los mosquitos hacen su agosto...

En un rato, a dormir y hasta por la mañana, que desayunamos casi que por tandas, según nos vamos despertando, y arrancamos el día.

A veces pienso que soy muy afortunada, pues no tuve conflictos con todas las personas con las que trabajé en este tiempo y a todos recuerdo con cariño ¡y han sido un montón!

miércoles, 10 de marzo de 2010

De regreso

Vuelvo a Haití, como coordinadora médica del equipo de Médicos del Mundo que planifica ya proyectos a medio plazo para que el país vaya recuperándose.

Mi puesto estará a caballo entre Puerto Príncipe y Petit Goave. Antes de partir hacia el país caribeño, dónde ya estuve en las primeras cuatro semanas tras el seísmo, me hicieron está entrevista en la que repasamos las perspectivas de la intervención para los próximos meses y recordamos la situación en la primera fase de la emergencia.



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