miércoles, 28 de abril de 2010

Ojalá

Estos días ha aumentado la temperatura y eso se traduce en que luego llega una noche de lluvia intensa. A pesar de que estaba trabajando con el ordenador en el porche, tenía muchísimo calor, así que cuando empezó a llover salí, sin pensarlo demasiado y me deje bailar el agua. Poco después, aún con los ojos cerrados y mis compañeros preguntándose si estaría bien, pensé en todas las personas que ahora mismo deben estar es sus chamizos de plástico y palos, los niños y niñas con inquietud, las personas adultas poniendo sus escasas pertenencias a salvo…campamentos de pobreza estabilizada.

Esta es la imagen de Haití “100 días después” y sobre la que hablamos en el especial que dedicó Hora 25 a los 100 días del terremoto:



Para ellos mojarse no es una opción, como lo ha sido para mí, si no lo que tienen que aguantar, y lo peor de todo, es que no saben hasta cuándo.

Reconozco que pese a pensar que el trabajo que hacemos da sus resultados poco a poco y tiene un impacto positivo sobre la salud de la gente, en momentos como este me siento impotente. Son días en los que te preguntan: “¿Llega la ayuda? ¿Cuál es la situación 100 días después? ¿Se nota el cambio?”...

Pasarán años hasta que esto llegue siquiera al caos normalizado que era antes. Ojalá no se tratase de reconstruir Haití, sino de construir un nuevo Haití en el que la población civil fuera protagonista y heroína, tejedora de sus propios sueños, legendaria para sus futuras generaciones, como ahora lo son quienes liberaron el país hace más de 200 años, logrando ser la primera nación negra independiente.

Ojalá en ese nuevo Haití, “la corrupción” fuese el nombre de una parada de tap-taps, en una zona de la ciudad en la que también están “la malnutrición”, “el pago por los cuidados”, “las escuelas sin maestros” y “los dispensarios cerrados”, paradas que recuerdan los retos ya superados, a fin de evitar que esos problemas vuelvan a aparecer.

lunes, 19 de abril de 2010

Una normalidad imposible

El pasado lunes 12 se cumplieron 3 meses del terremoto. Haitianas y haitianos celebraron distintos funerales, como distintas son las religiones que practican. En Haití hay adventistas, católicos, evangelistas, testigos de Jehová, seguidores de la Iglesia Wesleyen… La noche nos ofreció un cielo completamente estrellado y hay quien decía que era el agradecimiento por las exequias.

Previamente, en Semana Santa, pudimos ver alguna procesión más o menos parecida a las que tienen lugar en España. Sin embargo, las más interesantes son las denominadas Rara o Gaga, que consisten en algo de carácter mucho más festivo/lúdico… Grupos de gente joven ataviada con ropas de colores alegres marchan recorriendo las calles al ritmo de la música de tambores y tubas.

Tres meses después, muchas personas siguen dependiendo de la ayuda para subsistir y esto unido a la lluvia, que cuando aparece inunda todo con su presencia, y las réplicas, tres o cuatro por semana, hace que la vida se les ponga, aún más, cuesta arriba.

El día aquí empieza temprano, con un ir y venir de gente a pie, en bici, en moto…A esa estampa ya se han unido las niñas y niños que hace 2 semanas volvieron a la escuela con sus mochilas y coloridos uniformes: verde y amarillo, rojo y blanco, azul…Aún hay padres y madres que tienen miedo de enviar a sus hijos al colegio por si la tierra volviese a temblar. Con este escenario de dependencia, vida en tiendas, réplicas, electricidad a ratos y ahora también los problemas de abastecimiento de combustible, volver a la normalidad es realmente difícil.

En este contexto estamos implementando un proyecto de salud sexual y reproductiva, cuya línea de trabajo más importante es la atención a la salud materno-infantil en primaria y hospital. En los seis dispensarios de la región vamos avanzando con pie firme. Algunos de ellos están en la montaña y el paisaje del camino es precioso.

Nuestro equipo sanitario local, compuesto por dos médicos: Narcis y Judette, y tres enfermeras: Patricia, Edna y Joseph, realiza en ellos la atención sanitaria a las mujeres embarazadas y los niños. Además, participan en el programa de formación que desarrollamos dos días a la semana y trabajan temas de educación para la salud con la población que acude a los dispensarios. Estos días Magüé, nuestro coordinado médico para los dispensarios, diseñó unos materiales que tomarán forma de flip-chart (cuadernos enormes con los que mostrar en imágenes los mensajes que queremos dar, por una cara, y por la otra, el texto de lo que debemos decir, a medida que pasamos la página).


En Olivier, uno de los dispensarios, realizamos un encuentro mensual con las parteras tradicionales de toda la región, a partir de esto hemos conocido a más de 50 de ellas y ellos, en su mayoría personas mayores. Cuentan sus experiencias y a modo de sesión clínica vamos planteando algunas mejoras. A lo largo del encuentro cantan sus canciones de matronas que tratan sobre las buenas prácticas como el lavado de manos, el uso del uniforme, los signos de alarma…

En este gran equipo con el que tengo la suerte de trabajar y aprender cada día, cada cual está sacando su lado más polivalente. Además de a Magüé al más puro estilo Forges, tenemos a Carmen, nuestra matrona, que por la noche se dedica a imitar a Llongueras.

En el hospital, una vez reactivada la maternidad tras los trabajos de limpieza, rehabilitación y logística de equipamiento, materiales y medicamentos, y la incorporación del personal haitiano, son nuestros compañeros y compañeras de Médicos del Mundo Bélgica quienes continuarán con el apoyo a la atención al parto y la hospitalización materna. Nosotros nos centraremos ahora en reactivar y apoyar la neonatología, pediatría y las consultas pre-natal y de planificación familiar. De esta forma, la atención materno-infantil estará cubierta y podremos, entre todos, prestar un servicio en términos de calidad y eficacia para estos colectivos, que una vez más, siguen siendo los más vulnerables.

La brigada médica cubana que trabaja en Haití hace diez años tratando de reforzar las capacidades del sistema nacional de salud, está estos días realizando un estudio en Petit Goave, pues en otros pueblos cercanos la lluvia está trayendo consigo un aumento considerable de los casos de malaria. Ya han puesto en marcha medidas de prevención y hace un momento veíamos pasar por nuestra calle un camión que fumigaba con permetrina a diestro y siniestro, a fin de acabar con buena parte de los mosquitos que, especialmente en esta época del año, están por todas. Hace días, su brigada artística nos sorprendía en el hospital con un grupo de payasos, zancudos, bailarines…que al ritmo de sus tambores y trompetas alegraban el día a los pacientes y viandantes.