viernes, 25 de junio de 2010

Estrategias de formación

Estos días Carmen, matrona del equipo, al igual que Agathe, y yo estamos en Grand'Anse, un departamento al suroeste de la isla en el que Médecins du Monde Francia trabaja en proyectos de salud sexual y reproductiva y atención primaria.


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Hemos venido para compartir información, materiales y experiencias con este equipo formado por 30 haitianos y haitianas, muchos de ellos con varias décadas de trabajo en estos proyectos. Con ellos trabaja Meredith, matrona estadounidense con quien tuve la oportunidad de trabajar el primer mes en Puerto Príncipe con las clínicas móviles.

Llegamos aquí tras 40 minutos de viaje en helicóptero, viendo el maravilloso espectáculo que nos ofrece la naturaleza haitiana, con su vegetación frondosa que deja paso a las playas que recorren la costa y en la que el mar nos ofrece una extensa gama de colores.

Tanto Meredith como Carmen terminaron emocionadas la primera tarde de intercambio de los materiales que cada una había ido creando y recopilando a lo largo de estos meses. Desde fichas de registro hasta materiales de educación para la salud, pasando por protocolos adaptados a la realidad del personal de los dispensarios rurales, centros de salud y hospitales.

Luego hemos estado cada una de nosotras acompañando a un equipo de personas educadoras y animadoras en los dispensarios de la montaña. Estas notas las escribo en mi cuaderno, aprovechando un descanso de la formación que hoy imparten a un grupo de 25 parteras que, como cada jueves, vienen cual alumnas aplicadas.

La clase empieza después de un rezo en el que incluyen ruegos para que todos los partos vayan bien y que ninguna mujer que sea referida al hospital sufra un accidente en la pista de tierra y piedras que llega hasta él. Las parteras, como el resto de haitianas y haitianos con quienes trabajamos, son muy participativas y expresivas ¡cómo gesticulan contando sus experiencias!



Mientras repasan los signos de alarma del embarazo, los animadores han ido a visitar a las familias que estos días han recibido mosquiteras para asegurarse de que las han podido instalar correctamente y sensibilizarles sobre la importancia de usarlas siempre para prevenir la malaria y el dengue que, especialmente en esta zona, causan estragos.

Hace unos días pregunté a mis compañeros y compañeras de la sede y de otros países si podían enviarnos materiales de educación para la salud que usen en otros proyectos, pues estas campañas suelen llevar una dosis alta de ingenio. Diseñar algo que realmente capte la atención y haga que pasen los mensajes sobre cómo cuidar su salud, adaptándolos a su cultura y creencias es fundamental. Usamos estrategias de todo tipo: sketchs y teatrillos que representan, muchas veces con humor, situaciones de la vida cotidiana, flip-charts que cuentan en una secuencia de imágenes distintos mensajes, emisiones en la radio… Favorecer cambios en los hábitos de vida y con ello prevenir enfermedades no es nada fácil, pero en lugares en los que se cuenta con escasos recursos esto adquiere aún más importancia que en nuestro propio medio.
En ocasiones se trata también de luchar contra mitos y creencias que pueden ser perjudiciales para la salud. Hoy insistían en explicar a las matronas que deben decir a las mamás que no deben poner ligaduras rodeando la cabeza de los bebés. Muchas de ellas creen que los niños tienen la cabeza abierta, por aquello de que la fontanela no está cerrada, así que creen necesario poner algo que comprima el cráneo.

Visitaremos luego el espacio que ha sido creado cerca del hospital para albergar a las mujeres de las aldeas a las que les han diagnosticado posibles complicaciones en el parto. Habitualmente se alojan en él a partir del octavo mes y con esto se reduce el riesgo de muerte. La tasa de mortalidad materna en Haití es alarmante (670 mujeres fallecidas por cada 100.000 nacimientos de bebés con vida); en España es de 4/100.000; y en República Dominicana, el otro lado de la isla, de 150/100.000 (fuente: Mortalidad materna en 2005, últimas estimaciones disponibles de la Organización Mundial de la Salud).

A la vuelta comemos en un pequeño bar de la plaza de Jeremie. Llama la atención ver la realidad del país lejos de los escombros: ninguna tienda en los parques, las iglesias intactas, calles sin boquetes ni trazado irregular sorteando chamizos, mercado con su forma original… Una ciudad de aspecto semicolonial que se ha reinventado a sí misma con el paso de los años.

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